La sociedad viene desde hace años creciendo en temáticas de sexualidad,
cada vez con menos tabúes y prejuicios. En la juguetería erótica hubo un avance
vertiginoso. Las mujeres se dieron ese permiso para jugar, sin sentir que un
“toy” es algo “para la otra” o que se usa “por necesidad o falta de algo”. Se
abrieron a un mundo nuevo que les permitió animarse a más.
El boom de la literatura erótica, encabezado por la trilogía “50 sombras
de Grey”, irrumpió en un excelente
momento social: con una mujer abierta al cambio y ya madura en la incorporación
de artículos eróticos. Es muy
interesante lo que sucedió, ya que el mundo sado siempre fue rotulado como algo
oscuro y extraño. Pero, a partir de estas lecturas, muchas mujeres se sacaron
ese preconcepto y decidieron investigar un poco este camino repleto de nuevas
sensaciones.
El libro instaló un “sado glam” o un “sado light”. Consiste en sumar a
nuestras relaciones a objetos que nos permiten jugar un poco más, ir más allá,
pero con cierto glamour, con excelencia en la elección de sus telas y sus
combinaciones. No incluye nada que nos moleste ni nos prive la posibilidad de
dejar de jugar cuando lo deseemos, ya que estos objetos no tienen llaves (en el
caso de las esposas), ni ajustan demasiado.
En el mercado existen distintas líneas de productos que combinan látigos
con esposas, antifaces, bandanas, tangas, ligas y pezoneras. En algunos casos
vienen con vedetinas en lycra engomada y tachas de bronce, para sentirse un
poco más “hard”. También hay distintos estilos: Chanel, indie, animal pink,
vintage, reptil… Casi como un desfile, pero en tu cama.
¿El juego? Te dejamos algunos
consejos
* Antifaz y Bandana: Son un paso
obligado y fundamental. La adrenalina que brinda el hecho de no poder ver
despierta el deseo de lo que está por venir. Puedes elegir el diseño que más te
guste: hay, por ejemplo, bandanas que te permiten ver al otro a través de
pequeños agujeritos. Vendalo a él o pídele que te vende, para ti también
sumergirte en las primeras sensaciones. ¡Lo ideal sería probar ambas cosas a la
vez! Cuando tu hombre esté vendado, recuerda que cada juego que le hagas va a
sentirlo mucho más profundo, así que arranca despacio y ve subiendo la
temperatura.
* Látigo: La primera vez que alguien
agarra un látigo sucede lo mismo: piensa solo en las nalgadas fuertes. Y es que
nos da cierta emoción esta fantasía de dominar al otro, esta especie de “poder”
que nos confiere el objeto. Te sugerimos que pruebes de otra forma y alternes
lo fuerte con lo suave. ¿Cómo empezar? Primero, acaricia con tu mano la zona de
sus nalgas durante un buen rato para que se relaje. Luego podrás comenzar a
usar los flecos del látigo como si fueran cintas que recorren todo su cuerpo.
Cuando menos lo espere, puedes darle un suave golpe. Recuerda que no se trata
sólo del golpe, sino más bien del juego. Si elegiste los que tienen flecos de
antílope, tendrán un efecto suave. Si quieres animarte a un poco más, elige los
que tienen flecos de cuero trenzado. Repite esta acción varias veces y logra
así un ritmo. Alterna con las caricias y trata, en lo posible, de ir de menos a
más.
* Esposas: El juego con las esposas
te va a permitir quitarle la posibilidad de hacer. Si vas a esposarlo a él,
tienes que aprovechar que la naturaleza masculina es extremadamente visual. Con
lo cual, una vez esposado, juega con tu cuerpo, tu mirada, tu actitud y su
deseo irá incrementándose cuando pasen los segundos. Para este momento tan
visual elige un buen diseño de lencería y suma otros productos: velas, aceites,
fragancias… Él estará esposado, así que sólo sentirá tus acciones.
En todos los casos, suma palabras, susurros y besos. Conviértete en una
mezcla de ángel y demonio, dulce con salvaje, y libera tu imaginación. Todo
vale si hay un acuerdo entre los dos.
Por Mariela Tesler Hans, directora de
Isabellina, una empresa que ofrece lencería, cosmética sensorial, accesorios y
servicios.

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