Quizá de todas las prácticas sexuales, el sexo anal es uno de las que
despierta mayor incertidumbre, lo cual se podría deber, en buena medida, a que
en determinadas sociedades este sea un tema tabú.
Primero quisiera decir que el sexo anal para mi comprende tanto la
penetración como otras prácticas -el anilingus, también conocido como el beso
negro o colibrí- que tienen al ano como la zona principal que participa en la
búsqueda del placer. Parecería un punto básico, pero lo cierto es que
frecuentemente se asocia sexo anal solo a la penetración.
Por lo general, se piensa que el sexo anal, y en especial la
penetración, es una práctica que se identifica solo con los hombres
homosexuales y con la mujer heterosexual como receptora.
¿Es el sexo anal una práctica para hombres heteros?
Lo que sí es no es muy socializado es que existen hombres que siendo
heterosexuales les gustan dichas prácticas que involucran el ano y disfrutan
cuando sus parejas mujeres les penetran, lamen, entre otros.
Biológicamente por supuesto que es posible y está relacionado con el
orgasmo prostático ya que por el recto se tiene acceso a lo que algunas
personas describen como el “Punto G masculino”. Como quiera que sea, sabemos
que sexo es sobre todo “mente” y para algunos el hecho de ser receptivos y
tener una mujer penetrante es altamente erótico.
Sin embargo, el rechazo a dichas prácticas es común, y presumimos que en
ello juega un papel muy importante la sospecha de homosexualidad que sobre
ellos se cierne; lo cual se sustenta erróneamente en la idea de que son los
hombres gays quienes únicamente desean tener sexo anal.
Lo anterior también contiene la falaz creencia de suponer que los
homosexuales varones SIEMPRE practican el sexo anal.
¡Qué eres gay y no te gusta el sexo anal! ¡Mentira!
Pensar que el coito anal es una práctica masculina homosexual per se es
desconocer como mínimo que la zona de anal tiene una buena cantidad de
terminales nerviosas de manera que puede ser muy disfrutable. Esto ha sido
ampliamente referenciado pero pocos se deciden a experimentarlo. Una vez más
los prejuicios y estereotipos juegan un rol represivo contra el ejercicio pleno
del erotismo, digo yo.
Ahora bien, suponer que cada uno de los gays gustan del sexo anal es una
creencia muy compartida e instalada sin crítica alguna en el imaginario
popular. De hecho, parte de las agresiones homofóbicas se concentran en esta
idea. Pero no es cierto, existen hombres gays que lo prefieren y otros que no,
lo mismo pasa con las mujeres, lesbianas o no, y con los hombres heteros.
En este sentido, el cubano Luis García, nos ofrece su testimonio y
también algunas reflexiones:
A pesar de que es bastante
frecuente tener sexo anal entre los gays, si he tenido relaciones en las que no
lo hacemos anal. La verdad es que a mí no me va muy cómodo lo anal. Entre los
gays está la cultura de lo activo y lo pasivo que reproduce los esquemas del
mundo hetero porque ciertamente nosotros también hemos sido socializados en esa
norma. También depende de las personas con las que te relacionas; o sea no solo
es tu concepto del sexo, la sexualidad y los roles sino también el propio de
las personas con quienes tienes relaciones sexo-eróticas. A mi casi siempre me
toca ser “activo” porque soy un macho caribeño en los Andes, donde a la
masculinidad se le exige menos. En Cuba a lo mejor parece que soy gay pero acá
soy un macho atractivo en todo sentido; entonces me toca penetrar al otro.
“LAS VECES QUE ME HAN PENETRADO HAN SIDO POCAS Y ME HA DOLIDO, SIENTO
SENSACIONES ALLÍ QUE NO SON PLACENTERAS, LA VERDAD”.
También he tenido sexo sin que
exista penetración alguna, y lo que hemos hecho es jugar con nuestros cuerpos,
lo cual ha sido más placentero, al menos para mí. Personalmente, creo que no
tengo que estar dentro de nadie, ni nadie dentro de mí para tener sexo
placentero o sea eso es un mito más, vuelvo a decirte que la cultura, la norma,
el régimen heterosexual juega su papel. A los gays nos educaron para que
fuéramos heterosexuales y esos rezagos están en nuestras vidas. A mí me jode
que me pregunten si soy activo o pasivo. El otro término que usamos “versátil”
tampoco describe la realidad del sexo entre hombres. Yo me involucro con
personas, sentimientos, caracteres, no me preocupan los roles. Tal vez es
porque en mi también ha calado otra falacia del mundo hetero que es el amor
romántico.
¿Sexo anal entre mujeres?
Como mismo sucede con las relaciones homosexuales entre hombres, para el
caso de las lesbianas también se construyen y legitiman ciertas creencias más o
menos compartidas de manera generalizada. Una de ellas es que en dichas
relaciones sexo-eróticas no debe haber penetración y quizás en este caso hayan
sido un segmento de las propias lesbianas quienes más hayan alimentado ese
estereotipo.
Otra es que las lesbianas lo son por falta de “un macho”, lo cual se
sustenta en la idea patriarcal de la necesidad absoluta e irreprimible de la
existencia del falo y los propios hombres juegan mucho con la idea de corregir
a las lesbianas a “pene limpio”.
Ambas ideas son solo eso, maniqueísmo de las relaciones sexo-eróticas
entre mujeres. Como siempre sucede, hay de todo en la viña del señor, lesbianas
que prefieren la penetración y otras que prefieren el frotamiento, y otras que
las dos cosas y otras que ninguna de las dos.
Pero cuando se habla del sexo anal entre mujeres, este se ha restringido
más bien a los productos pornográficos construidos para la mirada masculina
heterosexual, de manera que una breve búsqueda en Google arrojará una cantidad
considerable de videos pero excepcionalmente un abordaje serio sobre este
asunto.
“De las pocas veces que he tenido penetración anal en mi vida, una fue
con una mujer y tengo que reconocer que ha sido la más placentera de todas. No
fue nada planificado, fue algo que más bien espontáneo. Que recuerde ha sido la
única vez que he alcanzado el orgasmo solo con penetración anal. En el resto de
las oportunidades solo fueron con hombres, y la verdad, el hecho de que la
petición no fuera negociada ni espontánea, sino más bien una imposición de su
parte, a la cual yo cedí, quizá determinó que lo recuerde quizás no como algo
traumático, pero si algo doloroso.
Eso me había dejado con nulo interés por volver a tener penetración
anal. Pero aquella otra vez fue muy diferente. Las dos disfrutamos mucho.
Definitivamente creo el sexo tiene que ver mucho no con que lo hagas sino con
quién”, precisa Jessica una joven cubana bisexual.
Sandra Abd’Allah-Alvarez Ramírez es licenciada en psicología de la
Universidad de la Habana y máster en estudios de género y periodismo, entre
otras especialidades de la comunicación. Colabora en muchos medios digitales y
escribe ya más de 8 años en su blog Negra
Cubana tenía que ser.